lunes, 1 de diciembre de 2008

El fuego de Su presencia V.

El fuego también representa el inicio de la libertad de la esclavitud. Para Moisés y el pueblo hebreo la libertad empezó con el llamado en la zarza ardiendo, con ese fuego que no consumía la planta. Una vez que Moisés entendió el mensaje y le creyó, tomó el paso de ser el libertador de Israel.

Lo mismo pasó con los apóstoles, ellos estaban esperando el poder prometido por Jesús y cuando se les aparecieron las lenguas de fuego sobre ellos, empezó la liberación masiva de la raza humana. De la esclavitud a libertad.

A veces con el pasar de los años ese fuego mengua y el hombre pierde esa pasión por las almas, esa pasión por liberar a la gente de sus cadenas. Y cíclicamente volvemos a ser envueltos por esas llamas divinas del Espíritu Santo que queman toda incredulidad y pasividad y nos empuja a llevar el mensaje de liberación.

Sin embargo hay algo más. Cuando hay fuego de Su presencia de por medio, el mensaje se vuelve poderoso. A veces la inercia de la vida nos lleva a predicar el mensaje de salvación sin el fuego y los resultados son mínimos. Pero cuando buscamos el fuego, así como los discípulos se quedaron reunidos orando y esperando la llenura del Espíritu Santo, entonces el mensaje cobra vida, cobra poder.

Así como Moisés se enfrentó a comunicar un mensaje a miles de personas, así nos toca enfrentarnos para dar el mensaje a miles de gentes que necesitan conocer el camino de la vida. Y sólo podemos lograrlo con el poder que sólo nos puede dar el fuego de Su presencia.

Si estás trabajando en el Reino, pero de alguna manera te das cuenta que tu trabajo no da mucho fruto, es tiempo de ser quemados por Su fuego. El está listo y deseoso que le pidas se sumergido en ese bautismo de fuego. Él sabe que lo necesitas. Sin embargo es necesario pedírselo. Recuerda lo que dice Lucas 11:13

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”


Él mismo nos está diciendo que se lo pidamos. No te tardes y empieza a pedirle que te llene del fuego de Su presencia ahora mismo. La diferencia es notable. Nunca más querrás caminar sin el fuego prendido en ti.

Armando Carrasco Z.