Empecemos con una anécdota.
En una ocasión debía llegar a un evento, en el cual tenía una pequeña participación iba de tacuche y toda la cosa, para no llegar tarde me animé a cortar camino pasando por una colonia de mala fama, de muy mala fama, un amigo que vivió alli por muchos años de plano tenía que pagar una cuota mensual a las pandillas para que no le hicieran nada a él ni a su familia, de ese calibre es esa colonia pero se me hizo fácil tomar ese atajo para no llegar tarde a mi evento.
De pronto en medio de dicha colonia me quedé sin gasolina. ¡pum…pum…pum! Y el coché se fue frenando, eran como las 7:30 de la noche y ya estaba obscuro.
Empecé a orar “Espíritu Santo por favor ayúdame, mira dónde estoy y cómo vengo de galán, si me bajo aquí no más no llego al evento….ja…es más no llego ni a mi casa…Por favor ayúdame…”
Lo primero que pensé fue llegar lo más lejos posible con el poco impulso que le quedaba al coche. Por lo menos para estacionarme en la banqueta.
Y así le hice, con ese pequeño impulso me fui acercando a la banqueta pero como vi que no se frenaba, decidí cruzar la calle y estacionarlo en la siguiente.
Pero cuál sería mi sorpresa porque el auto no se detuvo, entonces pensé que podía avanzar lo más posible, lo más cerca de la avenida principal o de la gasolinera, para aminorar el riesgo.
Así avanzé tres calles, pero en la siguiente había un tope y me tocaba el “alto” asi que dije "hasta aquí llegué". Me fui acomodando para estacionarme y tuve que frenar para pasar el tope y para hacer el alto en la calle…pero…el auto siguió caminando… ¡completamente apagado! Y alli me di cuenta de todo. El Espíritu Santo me estaba ayudando de una manera sobrenatural.
Asi seguí caminando con el auto sin gasolina y apagado, pasé otro tope más y 5 calles más de donde me quedé sin gasolina, ya sabiendo que Dios me estaba ayudando me encaminé a la gasolinera más cercana.
Aunque no lo creas no estaba de bajada ninguna de las calles que tomé y para entrar a la gasolinera tuve que pasar una calle transitada y subir una pequeña rampa en la gasolinera.
¿Dónde crees que se detuvo el auto? Exáctamente en la bomba de la gasolina. Yo estaba con el ojo cuadrado y hasta el que me despachó se quedó viendo raro…jajaja imagínate…llegar con el auto apagado y ¡sin gasolina! No me dijo nada pero su cara lo decía todo.
Por muchos años creí que el Espíritu Santo sólo se dedicaba a las cosas de grandes dimensiones espirituales y religiosas, ese día aprendí que a Él le gusta intervenir a asuntos de nuestra vida diaria. Y eso a mí me parece extremadamente maravilloso.
Armando Carrasco Z.
jueves, 27 de septiembre de 2007
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